Las
palabras "táctica" y "final" no parecen estar unidas;
solemos asociar a la táctica sólo al medio juego o a la apertura pero, tal
como señala Jon
Speelman en
su libro Preparación
de finales:
"Las tácticas yacen en o bajo la superficie de todas las posiciones de
ajedrez. El final no es la excepción; de hecho, precisamente debido a la
escasez de piezas, las ideas tácticas a veces pueden aparecer de forma muy pura
y estética en las disposiciones de los finales". Esta forma es la que le
permite a los compositores de finales desarrollar el lado artístico del
ajedrez, aquella que supera las apariencias y que hace florecer los verdades
ocultas de una posición..
Varios
son los autores que sostienen que el estudio de estos finales artísticos
resultan una forma complementaria de la preparación para los ajedrecistas
prácticos. Pueden verse los comentarios al respecto del entrenador Mark
Dvoretsky en School
of Chess Excellence I o Dvortesky´s
Analytical Manual para tal fin.
Aunque a
primera vista resulten poco atractivos, los finales compuestos nos aportan
ideas y nos entrenan en el cálculo de variantes y en descubrir temas ocultos.
Son varios los compositores a seguir, Troitski, Cheron y Reti, son alguno de
ellos, pero el que sin dudas más resaltó, tanto en calidad y cantidad (más de
19000!!) fue el armenio Genrikh Kasparian (1910-1995).
Como muestra, te dejamos este interesante final para analizar.
Kasparian: Juegan las blancas y ganan. |
Genrikh Kasparian aprendió a jugar al ajedrez a los 13 años. Aunque fue en diez ocasiones campeón de su país y un buen jugador práctico, la composición de finales lo atrapó desde 1928, año en el que compuso su primer final (que terminaba en tablas por ahogo tras 6 jugadas).
En breve, la solución.
GS/EF
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